Veo a una
mujer en una barca, remando. Tiene la cara enrojecida por el sol y su cuerpo se
contorsiona por el esfuerzo. A veces se para, toma aire y mira a su alrededor.
Una lancha que pasa por su lado parece que sopesa ofrecerle ayuda. Ella
resopla, vuelve a agarrar los remos de madera, y echando la espalda hacia atrás
prosigue su marcha zigzagueante. La brújula de su interior le dice que, más
pronto o más tarde, llegará a buen puerto.
viernes, 1 de noviembre de 2013
La mujer que rema
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