lunes, 11 de noviembre de 2013

La mujer del acantilado

Varias mujeres jóvenes acompañan a una anciana. La sujetan de la mano, caminando con dificultad por encima de las rocas. Cuando por fin llegan al borde del acantilado, las jóvenes sacan sus cámaras fotográficas y, excitadas, empiezan a disparar por todos lados: hacia el mar, hacia la puesta de sol, hacia el rincón de la cala. Parlotean y se mueven constantemente. La anciana se queda quieta, serena, pensativa, con la vista suspendida en el horizonte. En otra época, ella también tenía prisa por tocarlo y devorarlo todo. Ahora le basta su mirada curtida para abarcar el mundo.


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