martes, 26 de agosto de 2014

El señor de los anillos

Estaba paseando por S´Algar cuando me llamo la atención un amarre para sujetar las barcas. No sé por qué sentí la tentación de acercarme y mirar a través de ese agujero. Para hacerlo bien, la cosa pedía que cerraras un ojo mientras escrutabas el panorama con el otro bien abierto. Ciertamente las cosas se veían de otra forma, aunque resultaba difícil mantener la concentración durante mucho tiempo. De repente me acordé de ese dicho que dice algo así que es más fácil que un camello pase por la cabeza de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos. Pensé que por este agujerito también sería muy complicado que pudiera pasar un camello, un rico y una amplia variedad de objetos y personas de este mundo. Los requisitos que se piden a veces para entrar en determinados sitios son muy exigentes y complicados.



1 comentario:

  1. Me ha gustado que, de una simple observación, has podido escribir esta pequeña reflexión. Es la primera vez que te leo, pero me gusta. Es justo lo que se se necesita en Internet: Corto, pero bueno. Un saludo.

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